La sauna, un baño de vapor seco, proviene de una tradición finlandesa milenaria cuya popularidad ha ganado en los países industrializados. El hammam, una tradición oriental, es una de las mejores cosas que puedes ofrecer a tu piel, tus senos nasales, tus músculos ... Todo esto es posible gracias a los beneficios del calor combinado con la humedad. Pero, ¿cuáles son exactamente los beneficios y riesgos para la salud de la sauna y la sala de vapor, que se utilizan ampliamente en la actualidad?
Los múltiples beneficios de la sauna
A pesar de las reacciones inmediatas que involucran el sistema cardiovascular (el calor dilata los vasos sanguíneos lo que aumenta la frecuencia cardíaca) y el sistema endocrino en proporciones significativas, la sauna es generalmente bien tolerada, tanto en niños como en adultos.Según numerosos estudios científicos, su práctica habitual no es peligrosa para la salud. Por el contrario, la limpieza, la sauna aporta relajación y bienestar, pero también refuerza nuestras defensas naturales, en particular para luchar contra el estrés y las infecciones, energiza nuestro sistema circulatorio y ejerce una acción tonificante sobre la piel.
Algunos estudios sugieren que, a largo plazo, la sauna regular también mejora el control de la presión arterial en personas con hipertensión, así como la rehabilitación después de un infarto de miocardio. En cuanto a la función respiratoria, podría resultar beneficioso en pacientes con asma y bronquitis crónica. En cuanto al reumatismo inflamatorio (artrosis, artritis reumatoide), alivia los dolores articulares, la tensión muscular y la fibromialgia. Ayuda a reducir determinadas afecciones dermatológicas como la psoriasis. Pero ojo, la sudoración excesiva podría acentuar ciertos casos de eccema o dermatitis atópica.
¿Cuáles son las contraindicaciones de la sauna?
Las contraindicaciones para la sauna son angina inestable (síndrome de dolor más a menudo secundario a un estrechamiento de una arteria coronaria), infarto de miocardio reciente y estenosis aórtica grave. En la gran mayoría de los casos es seguro en la enfermedad de las arterias coronarias, siempre que sea estable, y en la necrosis miocárdica, siempre que sea antigua. Se han registrado muy pocos infartos o muertes súbitas durante las sesiones de sauna (en ausencia de consumo de alcohol).
Así, además de patologías graves identificables (cáncer, consecuencias inmediatas de un infarto de miocardio, infecciones agudas como gripe o bronquitis), es seguro darse un capricho en la sauna y beneficiarse de ella. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que tomar ciertos medicamentos justo antes de ingresar a la sauna también puede estar contraindicado, como los medicamentos antihipertensivos. En cualquier caso, si no está seguro de poder utilizar la sauna, su médico le aconsejará. Por último, escuche a su cuerpo: salga cuando tenga una reacción preocupante o desagradable.
Hamman: los beneficios
El hammam, a diferencia de la sauna, es un lugar saturado de humedad y vapor de agua. Es este vapor de agua el que da la sensación de calor muy alto. La humedad y el calor aportarán efectos beneficiosos para la piel, pues este dúo permite limpiarla en profundidad. Con el efecto combinado de humedad y calor, los poros se abren, lo que facilita la eliminación de toxinas y bacterias de la piel. Por lo general, puede usar el hammam para fregar, usando un guante de crin o una loofa y jabón negro o rhassoul.
El vapor caliente del hammam también tiene excelentes efectos depurativos para la salud. El vapor ayuda a liberar los senos nasales, promoviendo así una mejor respiración. La alternancia de baños de vapor caliente y duchas frías también es excelente para estimular la circulación sanguínea y, por lo tanto, para mejorar la salud en general. El hammam es un lugar tranquilo y confinado que le permite retirarse verdaderamente del mundo durante una hora o más. ¡Una verdadera burbuja de relajación! El calor también ayuda a aliviar todos los dolores y tensiones musculares que uno pueda tener.
Hammam: los diversos riesgos
Calor, humedad, encierro… La práctica del hammam está fuertemente desaconsejada para las mujeres embarazadas. Pero no solamente. Se sabe que el calor dilata los vasos sanguíneos y reduce la presión arterial. De hecho, la práctica del hammam no es recomendable para personas que padecen enfermedades cardíacas. El calor los pone en riesgo de sufrir molestias u otros ataques cardíacos. La práctica del hammam tampoco es recomendable para personas que padecen enfermedades respiratorias. Finalmente, no se recomienda para personas propensas a afecciones cutáneas. El calor y la humedad mantienen las infecciones e incluso favorecen su transmisión.
En cualquier caso, si estás enfermo o no te encuentras bien, se recomienda buscar el consejo de tu médico antes de cualquier sesión de hammam. Más allá de aquellos para los que no se recomienda el hammam, se recomienda seguir determinadas indicaciones para poder disfrutar de una sesión de hammam sin riesgo para la salud. Es recomendable no hacer una sesión de hammam después de una comida copiosa, en la fase de digestión. Se recomienda que espere al menos 3 horas antes de relajarse en una sala de vapor. El calor y la humedad favorecen el desarrollo de candidiasis, por lo que se recomienda llevar chanclas u otro tipo de sandalias si vas a un hammam público.
Es recomendable no ir al hammam si tiene fiebre, ya que el calor puede aumentar la fiebre y el riesgo de malestar. Finalmente, no se recomienda el hammam después de ingerir demasiado alcohol. Finalmente, si está embarazada, el hammam no es necesariamente recomendable. Pídale consejo a su médico antes de cualquier sesión.
Marie-Eve Wilson-Jamin