La laparoscopia, también llamada laparoscopia, es sin duda uno de los mayores avances quirúrgicos del siglo XX. Mucho menos invasiva que la laparotomía, se utiliza con fines diagnósticos y / o quirúrgicos en muchas patologías digestivas, ginecológicas o incluso urológicas.
¿Qué es la laparoscopia?
Desarrollada en la década de 1970 por ginecólogos, la laparoscopia consiste en realizar pequeñas incisiones en la pared abdominal para introducir un endoscopio, un pequeño tubo flexible provisto de una fuente de luz y una minicámara de efecto lupa, así como posibles instrumentos quirúrgicos en el evento de laparoscopia operatoria. La laparoscopia permite así observar los distintos órganos digestivos (hígado, colon, vesícula biliar, etc.), genitales (útero, ovarios, trompas de Falopio) u órganos urinarios. Permite diagnosticar diversas patologías, incluso tratarlas sin necesidad de abrir el abdomen (laparotomía).
¿Cómo funciona la laparoscopia?
La laparoscopia se realiza en el hospital, bajo anestesia general.
El cirujano comienza haciendo una pequeña incisión cerca del ombligo para insertar el endoscopio en el abdomen. Las imágenes se visualizan en una pantalla conectada a la cámara conectada al sistema óptico. Luego se inyecta gas (generalmente CO2) en el abdomen para distenderlo y así tener más visibilidad y espacio, para una posible intervención.
En el caso de una laparoscopia operatoria, se realizan otras pequeñas incisiones para introducir trócares (portainstrumentos) a través de los cuales se deslizarán varios instrumentos quirúrgicos durante la operación.
Al final de la laparoscopia, se retiran los instrumentos, se evacua el gas y se cierran las incisiones con puntos de sutura.
¿Cuándo recurrir a la laparoscopia?
Como técnica de diagnóstico, la laparoscopia se utiliza en muchas situaciones:
- en caso de dolor abdominal o pélvico, además de una ecografía;
- para encontrar la causa de hemorragia interna, obstrucción o acumulación de líquido;
- en el diagnóstico de cáncer, para examinar órganos abdominales y pélvicos, ganglios linfáticos, pero también para tomar muestras de tejido para biopsia;
- para diagnosticar un quiste, evaluar las lesiones de endometriosis;
- durante un chequeo de fertilidad;
- etc.
Como técnica intervencionista, la laparoscopia se utiliza en muchas patologías digestivas:
- apendicitis;
- colecistitis aguda (inflamación de la vesícula biliar);
- hernia inguinal ;
- pólipo de colon benigno;
- esplenectomía;
- diverticulitis;
- gastrectomía parcial;
- tumores de estómago benignos con pronóstico incierto (GIST, para estroma tumoral gastrointestinal);
- cirugías de obesidad (banda gástrica, gastrectomía en manga, bypass);
- etc.
Y ginecológico:
- tratamiento de lesiones de endometriosis;
- extirpación de quistes ováricos;
- extirpación de tumores de ovario;
- manejo de un embarazo ectópico;
- histerectomía (extirpación del útero);
- tratamiento de adherencias;
- cura del prolapso;
- esterilización;
- etc.
Después de la laparoscopia
Suites operativas
Los fenómenos dolorosos en el abdomen que pueden extenderse a los hombros son comunes después de una laparoscopia. Se deben a la presencia de gases en el estómago pero se calman bien con el tratamiento analgésico.
La duración de la estancia hospitalaria depende de la naturaleza de la laparoscopia (diagnóstica u operatoria) y del procedimiento realizado.
Los resultados
Debido a su naturaleza mínimamente invasiva, la laparoscopia tiene muchas ventajas sobre la cirugía convencional: (laparotomía):
- precisión del gesto gracias a la cámara;
- reducción del dolor posoperatorio;
- disminución del riesgo de infección;
- disminución del riesgo de hernias cicatriciales;
- riesgo reducido de adherencias intraperitoneales;
- reducción de la duración de la hospitalización y el período de convalecencia;
- reanudación más rápida del tránsito;
- beneficio estético con cicatrices mucho más pequeñas;
- etc.
Los riesgos
Además de los riesgos asociados con la anestesia general, los principales riesgos de la laparoscopia son la infección o la formación de un hematoma en las incisiones. El riesgo de flebitis y embolia pulmonar es excepcional.